El miedo de los padres
El miedo de los niños siempre viene acompañado del de los padres.
Alguien dijo una vez que hay dos tipos de padres: los que preparan el camino
para sus hijos y los que preparan al hijo para el camino.
Los primeros padres por experiencia, van estresados todo el día, porque allanar
el camino para que el hijo(a) no se caiga o no sufra es muy agotador.
Y si además de trabajar estar para tu pareja, para tu familia, mantener la casa,
ayudarlos a estudiar, imagino que el estrés de tratar de cumplir con todo ha de
ser brutal. Y si tienes dos, tres y cuatro tiernos pequeñitos, como lo hacen?
El segundo tipo de padres, los que preparan al hijo para el camino, son los más
inteligentes, porque se han dado cuenta de que es más práctico y lógico
entrenar al hijo para que tenga los recursos para ir por el mundo descubriendo
y despabilándose de las experiencias de vida que eliminarle todas las
dificultades, por motivo muy simple: porque ¡es imposible ¡
Una madre del tipo “allano el camino a mi hijo” dice “mi hija no va de
campamento porque tengo miedo a que pueda pasarle algo y además, es muy
delicada con la comida y no quiero que sufra” (2014, Entrénalo para la vida, pág.
144)
Con esta frase ella justificaba su decisión. Sus palabras firmes y seguras, era el
miedo quien educaba y tomaba las decisiones en esa casa, y no la propia madre.
Bienvenidos al mundo de los padres, en el que la emoción del miedo y la
inseguridad forman parte de nosotros desde el momento en que nacen los hijos.
Esto le pasa a la mayoría de los padres, la diferencia entre unos padres y otros
es qué hacen con lo que sienten.
Hay dos opciones sentir miedo y contagiárselo al hijo, como probablemente está
consiguiendo esta madre-preparándole un camino tan fácil como irreal, o
enfrentarse con sus miedos como padres, evitar que nos dominen y manden por
nosotros en la educación de nuestros hijos, diciéndoles lo que no queremos que
hagan por temor a que se encuentren ante una dificultad que no sepan resolver
por ellos mismos o que pueda pasarles algo. Y por este camino el niño se pierde
de un montón de oportunidades para aprender, para crecer, para caerse y sobre
todo para prepararse para el camino, ese entrenamiento que enseña a
levantarse solo ante los pequeños retos del día a día.
Un niño con miedo es un niño inseguro. Solo tú escoges quien educa a tu hijo, o
tú o el miedo. (Entrénalo para la vida Cristina Gutierrez).